Para que el proceso de curación de jamón ibérico se desarrolle correctamente, es importante tener en cuenta los siguientes factores, que favorecen la maduración natural en los jamones.
En primer lugar los avances tecnológicos en que se encuentran en perfecta sintonía con los procesos de elaboración más tradicionales, así como la temperatura del jamón.
Las etapas que se divide el proceso de elaboración del jamón ibérico son las siguientes:
Una vez que el cerdo se sacrifica, se inicia la etapa de salado, que durará un máximo de 60 días para pasar a ser secados. Será en el proceso de secado donde el jamón adquirirá su personalidad y aroma. No obstante, antes de pasar a la etapa de secado es imprescindible que los jamones equilibren su nivel de sal por todo el jamón, ya que en la superficie es donde el jamón acumula casi toda mientras que en el interior apenas hay nada.

 
El tiempo de equilibrado dependerá de la cantidad de grasa de cada pieza, siendo lo habitual unos 60 días. Después de ese tiempo, se lavarán los jamones con agua caliente para eliminar la sal sobrante, mediante unos cepillos especiales.
Después de eso, las piezas de jamón ibérico pasarán por un periodo de secado, en una sala donde tanto la temperatura como la humedad estarán permanentemente controladas durante 9 meses, con el objetivo de conseguir que las grasas del jamón se distribuyan por toda la pieza.
Por último, los jamones pasan por una fase de envejecimiento en la bodega, pasando hasta 18 meses madurándose dependiendo de su clasificación. En la bodega, las temperaturas están permanentemente controladas, tanto su nivel de humedad, como de aire. Todo ello para poder degustar, uno de los manjares más deliciosos de nuestro país: El jamón.